9N: millones de personas vuelven a movilizarse

15/11/2014, SR Badalona

A pesar de su carácter simbólico, la participación en el “proceso participativo” o “consulta alternativa” del 9 de Noviembre en Catalunya ha sido otra gran expresión del deseo mayoritario del pueblo por decidir sobre su futuro político democráticamente. También muestra el estado de ánimo que existe en la sociedad catalana, marcado por una gran determinación y disposición a movilizarse a pesar de las amenazas anti-democráticas del PP.



El si-si fue la opción elegida por unos 1.800.000 de personas. El hecho de que hubiera 500.000 personas que escogieron otras opciones es una clara muestra de que la movilización va más allá de ser algo simplemente independentista.



La consulta, incluso con las limitaciones con la que fue convocada, marca un antes y un después en el proceso de movilización nacional que vive Catalunya. A pesar de que Artur Mas se ha presentado como el gran triunfador de la jornada es evidente que lo único que ha conseguido es agotar sus últimas opciones de seguir liderando el proceso.



Su desobediencia parcial ante la segunda suspensión del TC demuestra dos cosas: Primero, que bajo la presión de las masas movilizadas, incluso los líderes burgueses menos flexibles se ven obligados a ir más allá de lo realmente previsto. Segundo, que si Artur Más hubiera tenido una verdadera intención de confrontación con el Gobierno de Rajoy hubiera podido sin problemas desobedecer a la primera suspensión del TC, convocando la consulta como estaba inicialmente prevista, con el apoyo mayoritario del parlament y con una grandísima proporción de la población dispuesta a desobedecer. A nadie se le escapa, que si la consulta hubiera sido convocada formalmente, la participación hubiera sido masiva y el actual estado de derecho no hubiera podido hacer nada por detenerla. Como hemos repetido en diferentes ocasiones desde las páginas de la Brecha, CIU no tiene ninguna intención de llevar el enfrentamiento con el gobierno Rajoy hasta las últimas consecuencias y en todo momento buscará alargar y relentizar los procesos hasta llevarlos a una vía muerta.



Lo que suceda a partir de ahora es realmente incierto ya que los sectores que actualmente están al frente de la toma de decisiones no tienen margen de maniobra ni en Madrid ni en Barcelona. Rajoy no puede ceder a las presiones internas de su partido, y de gran parte de los poderes fácticos del estado y no va a dar ningún paso que permita un verdadero referéndum de autodeterminación. Al mismo tiempo, Artur Mas también es preso de la situación, encerrado entre el inmovilismo de Madrid y la presión de la calle. En cierta forma, a ambos les interesa seguir manteniendo el enfrentamiento siempre que discurra dentro de unos límites razonables de conflictividad. Esto demuestra que, mientras el liderazgo siga en manos de las burguesías, el conflicto no va tener solución, básicamente porque está no existe dentro de los actuales márgenes del régimen del 78. El problema para ellos, es que va a ser imposible mantener el conflicto dentro de esos límites razonables, lo cuál ofrece una verdadera oportunidad para la izquierda transformadora de cambiar la situación y situarse al frente de los procesos.



Si queremos plantar cara a la legalidad española y luchar hasta conseguir el derecho a decidir, sólo nos podemos basar en nuestra propia fuerza: la de la clase trabajadora, la del 99%, movilizada y organizada. Las organizaciones obreras, movimientos sociales, CUP, EUiA, ICV, Podemos y sindicatos deberían formar un frente para convocar una campaña de movilizaciones - callejeras y huelguísticas – que vaya más allá de declaraciones, manifestaciones o consultas de carácter simbólico.



Ante la posibilidad de la convocatoria en breve de unas elecciones autonómicas de carácter plebisicitario, la idea de un frente electoral "nacional" con partidos de recortes y austeridad debe ser descartada de inmediato por las organizaciones de izquierdas. Lo que hace falta es un frente del 99%, armado con una alternativa política y un plan para luchar por ella. En esta lucha, el aliado clave del pueblo trabajador catalán no puede ser su propia burguesía, sino el pueblo trabajador del resto del estado, en lucha por una solución internacionalista y socialista a la miseria actual.

¡Por una confederación libre y voluntaria de los pueblos del estado español y de la Península ibérica, como parte de una confederación socialista de Europa!